COMUNICADO CEPB: BOLIVIA NECESITA DIÁLOGO Y CONSENSO

  

Estamos a pocos días de concluir el año 2021 y, es indudable que los bolivianos hemos empezado un lento y difícil camino hacia la normalización, después de la catástrofe causada por la pandemia del COVID 19 y, aunque este mal no se ha erradicado ni controlado, sus efectos son menos devastadores.

La vacunación de casi la mitad de la población, la inyección de recursos a través de los bonos y la subida de precios de minerales, productos agropecuarios y otros, han dinamizado la economía y reactivado sectores que empezaron a mostrar signos de mejoría.  Son importantes los resultados de la balanza comercial, la estabilidad del sistema financiero y el mantenimiento del tipo de cambio.

Sin desconocer el aporte del gobierno central y valorando algunas medidas importantes para alcanzar estos resultados, es evidente que la recuperación tiene que ver fundamentalmente con el esfuerzo de la sociedad.  Sobre todo, es atribuible a los miles de empresarios y emprendedores que, en medio de la incertidumbre siguieron produciendo, invirtiendo y aportando, para que la oferta de bienes y servicios se sostuviera, se recuperaran muchas fuentes de trabajo y la propia demanda se reactivara.

Sin embargo, y más allá de algunas interpretaciones optimistas que podemos compartir, es evidente que la crisis no se ha superado, y que los avances logrados corren el riesgo de revertirse.

Al final de la gestión 2021, la economía muestra señales de una recuperación insuficiente y heterogénea; el desempleo se mantiene elevado y el subempleo ha aumentado; las Reservas Internacionales Netas están cayendo de manera sostenida; la inversión se ha contraído y ha crecido la pobreza.

A esto se suman otros problemas preexistentes, agravados en los últimos meses, como el aumento del contrabando, las barreras a las exportaciones y la informalidad que, junto al aumento de la conflictividad y un sistema de justicia cada vez más devaluado, configuran un escenario de mucha incertidumbre para el próximo año, transmiten señales negativas a los inversionistas y afectan el clima de negocios.

Pese a estas evidencias, los sectores políticos, responsables de diseñar e implementar políticas y medidas para salir de la crisis, no han comprendido la gravedad de la situación y, en lugar de concentrarse en la búsqueda de soluciones constructivas, continúan enfrascados en una confrontación sistemática, que aumenta las tensiones y la conflictividad y que es ajena, -en la mayoría de los casos-, a los verdaderos intereses, preocupaciones y demandas de la sociedad.

Frente a este escenario, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, como expresión y representación de los sectores productivos, generadores de empleos dignos y motor del crecimiento, considera necesario un cambio profundo y significativo en la gestión y conducción política que considere los siguientes aspectos:

1. Priorizar la agenda económica y productiva sobre la agenda política

Es imprescindible que prioricemos la agenda económica sobre los temas políticos.  Ya no podemos seguir condicionados por la confrontación política que nos divide y nos empobrece.  No negamos las diferencias ideológicas, ni ignoramos que existen temas pendientes que debemos resolver como sociedad, sin embargo, sostenemos que, en este momento, es prioritaria la estabilidad y el bienestar de las familias bolivianas.

2. Diálogo y consenso

El diálogo y el consenso no son opciones ni formalismos; son recursos necesarios para entendernos entre bolivianos y enfrentar una crisis multidimensional que nos afecta a todos.  Su postergación o negación no solo dificulta la búsqueda de soluciones, sino que perjudica directamente a millones de bolivianos, cuya estabilidad depende de decisiones oportunas y correctas que solo pueden encontrarse mediante acuerdos y consensos.

3. Más confianza y menos división

Si no hay confianza no hay inversión sostenida y sin inversión no hay crecimiento.  Hoy más que nunca es preciso hacer un esfuerzo para restablecer la confianza de los ciudadanos en el Estado y, esto pasa también por tomar acciones para garantizar la seguridad jurídica, iniciar una verdadera reforma del sistema judicial y, sobre todo, por desterrar el discurso confrontacional.

4. Unidad y esfuerzo compartido

El sector privado y el sector público no son antagónicos sino complementarios.  El empleo digno, la disminución de la pobreza, la igualdad y el desarrollo dependen de que ambos funcionen en coordinación y armonía y, en momentos de crisis, es imprescindible redoblar esfuerzos para alcanzar estas condiciones.  Por eso mismo, la ausencia premeditada de espacios de articulación y coordinación y la exclusión del sector privado, como actor fundamental de la recuperación productiva, solo están conduciendo a una mayor incertidumbre y desconfianza en desmedro de los intereses de la sociedad.

Los bolivianos estamos atravesando por un momento muy complejo que requiere el compromiso de todos.  Los empresarios y emprendedores continuaremos haciendo el máximo esfuerzo para desempeñar el rol que tenemos en la sociedad, generando riqueza, creando y sosteniendo empleos dignos e impulsando el bienestar. Siempre estaremos prestos al diálogo abierto, transparente y productivo para enfrentar los graves problemas que aquejan a la ciudadanía y que, solo se resolverán si trabajamos juntos, en coordinación, respeto y armonía.

Hacemos votos para que las fiestas de fin de año, sean el inicio de un tiempo de reconciliación y unidad para todos, especialmente, para quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones y liderar al país en este momento de incertidumbre.  Estamos seguros que aún existe la voluntad y la posibilidad de que el año que viene prevalezca el diálogo, el respeto y la búsqueda prioritaria del bienestar, el trabajo y la paz para todas las familias bolivianas.

Muchas gracias y felices fiestas a todos